En Venezuela, Nicolás Maduro ha logrado mantenerse en el poder tras una crisis política que parecía terminal. Sin embargo, su juramentación como presidente el pasado viernes marca el inicio de un tercer mandato con características muy distintas: debilitado, aislado y bajo el escrutinio tanto interno como internacional. Aunque las Fuerzas Armadas siguen respaldándolo y la oposición continúa limitada por la persecución, las grietas en el chavismo son más visibles que nunca.


Un Mandato con Pocos Aliados y Menos Poder

A diferencia de sus dos periodos anteriores, Maduro inicia este mandato sin el apoyo sólido de sus antiguos aliados en América Latina. Líderes como Gabriel Boric, Gustavo Petro y Lula da Silva, que antes mantenían posturas diplomáticas hacia su gobierno, han optado por distanciarse tras la falta de pruebas que respalden su victoria en las elecciones del 28 de julio.

Incluso en el evento de juramentación, la falta de figuras internacionales de peso fue evidente, con solo los mandatarios de Cuba y Nicaragua como invitados destacados. Este aislamiento subraya el creciente rechazo hacia el régimen chavista.


La Oposición Más Legitimada que Nunca

Por primera vez en años, la oposición parece más organizada y legitimada. Con María Corina Machado al frente, respaldada por un contundente triunfo en las primarias, y el reconocimiento internacional de Edmundo González como presidente legítimo, la lucha por el cambio político en Venezuela se mantiene vigente.Resumen de noticias de las protestas en Venezuela, Machado y Maduro del 9  de enero

Machado ha reiterado que no cesará en su esfuerzo por derrocar al régimen. En su mensaje del viernes, aseguró: «Seguiremos hasta hacerle entender a Maduro que esto se acabó.» A pesar de la persecución y la clandestinidad, la oposición ha ganado terreno al exponer las debilidades del chavismo.


Cómo Llegamos a Este Punto

El camino de Nicolás Maduro al poder comenzó en 2013, cuando fue designado sucesor por Hugo Chávez. Sin embargo, su mandato ha estado marcado por crisis económicas, escándalos de corrupción, éxodo masivo de venezolanos y un creciente autoritarismo.

En los últimos años, Maduro ha enfrentado intentos de transición política, sanciones internacionales y presiones tanto internas como externas. Aunque ha logrado mantenerse en el poder, cada vez más sectores cuestionan su legitimidad, especialmente tras las recientes elecciones, en las que no logró demostrar su victoria de manera contundente.


Un Régimen Aislado y Bajo Presión

El chavismo enfrenta ahora un escenario inédito. Además de su aislamiento internacional, la fragmentación interna y el creciente rechazo popular debilitan su estructura. La pérdida de aliados estratégicos en la región y las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos agravan aún más su posición.

Mientras tanto, la oposición ha adoptado estrategias más efectivas, acercándose a los sectores populares y demostrando que el descontento contra el régimen va en aumento. La comunidad internacional también ha intensificado la presión, con el aumento de la recompensa por Maduro de 15 a 25 millones de dólares.


Aunque Nicolás Maduro ha logrado sortear otra crisis que amenazaba con derrocarlo, su tercer mandato comienza bajo el signo de la debilidad y el aislamiento. El panorama en Venezuela es incierto, con un chavismo cada vez más desgastado y una oposición que ha ganado legitimidad y apoyo.

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La crisis de Venezuela, tras la toma del poder de Nicolás Maduro - El  Comercio

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