
Washington, 15 de septiembre de 2025 – El presidente Donald Trump anunció este lunes que fuerzas militares estadounidenses llevaron a cabo un segundo ataque cinético (kinetic strike) contra una embarcación que, según su versión, pertenecía a un cártel venezolano de narcotráfico. El incidente ocurrió en aguas internacionales del sur del Caribe, bajo el mando del Comando Sur (SOUTHCOM) de EE.UU.
Según Trump, el operativo resultó en la muerte de tres individuos, identificados como narcoterroristas, que supuestamente transportaban drogas hacia territorio estadounidense. En su publicación en Truth Social, el expresidente declaró:
“Estas organizaciones extremadamente violentas amenazan la seguridad nacional… si transportas drogas que pueden matar a estadounidenses, ¡te estamos cazando!”
Un video difundido por Trump parece mostrar una embarcación en llamas tras una explosión, aunque no se ha presentado hasta ahora evidencia pública concluyente de que efectivamente transportara droga ni cuáles sustancias estaban a bordo.

Este ataque se suma a otro similar del 2 de septiembre, en el que Estados Unidos afirmó haber destruido un barco venezolano cargado de narcóticos, matando a 11 personas, ligadas al grupo Tren de Aragua, catalogado por EE.UU. como organización terrorista.
El gobierno de Venezuela, por su parte, ha rechazado las acusaciones. El presidente Nicolás Maduro y su administración calificaron el ataque como una agresión, cuestionando la veracidad de los videos publicados y señalando posibles violaciones al derecho internacional.
Expertos en relaciones internacionales y derecho internacional advierten que este tipo de ataques plantean serias preguntas sobre la legalidad de realizar incursiones militares en aguas internacionales sin la debida autorización, y sobre la necesidad de transparencia en las evidencias que se presentan.
Este segundo ataque militar representa una escalada en la política antidrogas de EE.UU., donde el gobierno busca no solo interceptar narcóticos, sino también ejercer fuerza militar en alta mar bajo la etiqueta de “narcoterrorismo”. Para Venezuela, el incidente incrementa la tensión diplomática con Washington y abre interrogantes sobre soberanía y uso proporcional de la fuerza.
De cara al futuro, queda claro que:
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La legitimidad del uso de fuerza en aguas internacionales será debatida tanto en foros legales como políticos.
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Venezuela exigirá explicaciones y pruebas verificables de las autoridades estadounidenses.
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Estas acciones podrían redefinir cómo se enfrentan los cárteles, no solo como problemas de policía, sino de seguridad nacional.
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Para los venezolanos en el exterior y en tránsito, esto implica mayor riesgo y posibles repercusiones si se les relaciona con grupos señalados sin pruebas claras.