Con lanchas sobrecargadas, mareas traicioneras y promesas falsas, cientos de venezolanos arriesgan sus vidas en el Caribe para volver a su país tras el cierre de rutas hacia EE.UU.

Lo que para muchos parecía el sueño de un nuevo comienzo en Estados Unidos, terminó convirtiéndose en una pesadilla de peligros, abusos y desilusiones. Ante la decisión de la administración de Donald Trump de cerrar las vías legales de ingreso a territorio estadounidense para solicitantes de asilo, cientos de migrantes venezolanos han emprendido el camino inverso, regresando a su país natal. Sin embargo, el tramo entre Panamá y Colombia se ha convertido en un verdadero infierno acuático.

Lanchas precarias y mares implacables: un riesgo mortal

Con el tapón del Darién cada vez más restringido y vigilado, la única opción para evitar la peligrosa selva es cruzar por mar. Desde Puerto Obaldía (Panamá) hasta Capurganá (Colombia), lanchas sobrecargadas y sin condiciones de seguridad se han transformado en el transporte improvisado de los migrantes.

Carlos, uno de los venezolanos que hizo el trayecto con su esposa e hijos, recuerda el horror:
«El motor se dañó, quedamos flotando en medio del mar y una lancha de rescate chocó con nosotros. Fue un milagro que no volcáramos», relata.

El mar Caribe, conocido por sus corrientes impredecibles y mareas altas en esta temporada, golpea sin piedad a las pequeñas embarcaciones. Migrantes describen cómo los botes saltan más de un metro con cada ola, haciendo que el cuerpo reciba el impacto como si fuera golpeado con un palo.

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Un negocio sin controles y al borde del naufragio

A pesar de los riesgos, el cruce en lancha se ha popularizado en redes sociales y grupos de WhatsApp como la «ruta rápida» para volver a Venezuela. Pero esta ruta marítima no es solo peligrosa, sino también cara y plagada de estafas.
Los coyotes cobran hasta 300 dólares por persona, prometiendo viajes directos que muchas veces terminan en engaños, abandonos a mitad de camino y más peligros de los previstos.

En febrero, una lancha naufragó con 21 pasajeros, de los cuales 19 eran migrantes. Todos fueron rescatados, excepto una niña venezolana de 8 años, que perdió la vida.

Un regreso lleno de incertidumbre

A pesar de las tragedias y los abusos, volver sigue siendo la única opción para muchos venezolanos. La dura realidad de xenofobia, abusos, secuestros y explotación en países de tránsito como México y Panamá, sumada al cierre de oportunidades en Estados Unidos, ha hecho que regresar sea la única esperanza de empezar de nuevo.

«Volver a casa, abrazar a la familia y dejar atrás tanto sufrimiento es lo único que queremos», expresa Rafael, otro migrante que logró cruzar en medio de la tormenta.

Mientras tanto, la promesa de vuelos humanitarios entre Panamá y Colombia sigue sin concretarse, y cada día más venezolanos arriesgan su vida en el Caribe, en lanchas frágiles que navegan entre la desesperación y la esperanza.

Fotos: El infierno del Darién en imágenes: así es cruzar la selva entre  Panamá y Colombia para poder llegar a EEUU | Imágenes💬 ¿Qué opinas sobre esta nueva y peligrosa ruta migratoria? Comparte tu opinión en Al Día 24/7 y mantente informado.

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